Basada en en el divertido ensayo de Allan Pease y Barbara Pease:
El hombre ha dejado de mejorarse, desde hace siglos. Ya conseguimos la supervivencia, por lo que dejamos de evolucionar. Eso, tristemente, provoca que nos parezcamos más de lo que nos gustaría a nuestros abuelos de las cavernas. Para bien o para mal, no deja de ser cierto que nuestras raíces son demasiados fuertes para que nuestra huella genética no actúe con fuerza sobre nosotros...
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