Un paciente terminal vive el viaje emocional que supone la aceptación de la muerte. Dolor, valentía, soledad, libertad, impotencia, un crisol de sentimientos en el que afloran las luces de la vida entre la oscuridad que supone la muerte.
Un año, cuatro estaciones, para bailar con la enfermedad, para domesticarla y para entender lo que significa morir mientras se está vivo.
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