El rancho de Don Reynaldo está a punto de celebrar su aniversario de rancho, pero la imagen de este apasionado cazador está construida sobre una mentira. Y así, aquí en el campo, donde los hombres son hombres, los empleados son sujetos agradecidos y las mujeres lo sostienen con diligencia y docilidad, comienzan a aparecer grietas en la vida social de este microcosmos. Ordenada día tras día, desapercibida por aquellos en su entorno con conciencia de clase, la sirvienta Rosa se convierte gradualmente en un agente de cambio. Es un retrato de un cambio de época en el México rural, tal como lo ven personajes que generalmente están relegados a papeles secundarios pasivos.
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