Es la historia semi-autobiográfica de Kenneth Branagh sobre el paso a la edad adulta ambientada en su ciudad natal, Belfast, Irlanda, contada a través de los ojos del joven Hill cuya familia se ve envuelta en el repentino levantamiento de conflictos entre protestantes y católicos. Filmada en nostálgico blanco y negro y salpicada de melodías de Van Morrison, la película es como una cálida manta en un día nevado que te transporta sin esfuerzo al pasado.
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