A principios del siglo XX, en Belle Époque Nápoles, los teatros y el cine prosperaban. El gran actor cómico Eduardo Scarpetta fue el rey de la taquilla. De origen humilde, se hizo famoso con sus comedias y el personaje de Felice Sciosciammocca.
En 1904, en el apogeo de su popularidad, Scarpetta asumió un gran riesgo: realizó una parodia de La hija de Iorio, una tragedia escrita por el mayor poeta italiano de la época, Gabriele D'Annunzio. La noche de su estreno en el teatro se desató el infierno: la función fue interrumpida por abucheos y silbidos y Scarpetta acabó siendo demandada por plagio por el propio D’Annunzio. Fue el comienzo de la primera demanda por derechos de autor en Italia...
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