Mariana de 35 y Julián de 40, enamorados, felices, con relación sexual cotidiana, padres de dos hijos de 17 y 14. En el juego sexual, Julián menciona que no le imputaría la infidelidad, a condición de estar enterado. Se crean circunstancias y Mariana tiene una aventura con un cliente de su compañía y aunque el engaño no se consuma, Julián cae víctima de su supuesta fortaleza, sufre depresión, empiezan acusaciones, el domicilio familiar se vuelve infernal.