El comisario Niemans y su ayudante Reda están acostumbrados a investigar crímenes de diversa índole, pero el actual es particularmente diferente. Las señales que encontraron alrededor de un cadáver que encontraron hacían sospechar que se trataba de un ritual religioso. Una sospecha que va ganando solidez con la sucesión de otras muertes muy cercanas en tiempo y espacio a la anterior. Niemans descubre que las muertes están conectadas y que las víctimas se llamaban igual que los apóstoles.