El 3 de octubre de 1940 Lluís Companys, presidente de la Generalitat en el exilio, es trasladado y encarcelado en el Castillo de Montjuïc, a la espera de ser juzgado. Las autoridades franquistas lo acusan de promover el asesinato de inocentes y de delitos de rebelión contra el Estado. Companys, derrumbado, espera la muerte convencido de que este juicio será una falacia y su condena, un mero trámite.
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